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TIPS "Excesos de Photoshop"

Photoshop: 30 años de polémicas y disparates con el programa que revolucionó el diseño gráfico

Adobe Photoshop se ha convertido en uno de los programas más vendidos del mundo. Miles de fotógrafos, grafistas, diseñadores y usuarios aficionados de todo el planeta lo utilizan a diario para editar fotos, hacer montajes o retocar imágenes. Y, por supuesto, para dejar volar su imaginación. El programa, que cumplió 30 años en febrero, ha permitido hacer genialidades. Pero, bien sea por dejadez, prisas, falta de atención e incluso mala fe, también ha sido una herramienta con la que se han creado auténticos disparates

Existen múltiples ejemplos de usos curiosos y divertidos. En la web, es posible encontrar desde un rinoceronte con una cabeza de tiburón a una orca con pies de pingüino, un unicornio cabalgado por un gato o múltiples animales acróbatas capaces de hacer pirámides entre ellos. Entre los resultados graciosos y originales, está por ejemplo una recreación de la icónica portada del álbum de los Beatles Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band que une al Brexit, Donald Trump y las muertes de David Bowie y Prince.

También las ocurrencias en Instagram del usuario Average Bob. En su cuenta, comparte con sus más de 335.000 seguidores montajes fotográficos en los que se introduce mediante Photoshop en las fotos de los famosos: aparece junto a Spider-Man, con David Beckham en la sauna o pidiéndole papel higiénico a Selena Gómez.

Frente al uso del programa por parte de aficionados, también se han realizado con Photoshop increíbles campañas publicitarias. “En los últimos 30 años, personas de todo el mundo han impulsado la publicación, el arte y los medios visuales utilizando técnicas que eran demasiado complejas o simplemente imposibles antes de Photoshop”, afirman fuentes de Adobe. En la actualidad Photoshop se puede utilizar tanto en el ordenador como en el iPad y el objetivo de la compañía es que se use en “cada proyecto creativo”: desde la edición y composición de fotos hasta la pintura digital, la animación y el diseño gráfico.

Ejemplos de fracaso absoluto

Pero en ocasiones, tanto profesionales como usuarios particulares, se equivocan o acaban siendo protagonistas de absolutos fracasos. Por ejemplo, las imágenes en las que se clona a un grupo de personas para simular un mayor número de espectadores

Hay otros errores menos premeditados. Es el caso de aquellas imágenes en las que aparecen personas con manos sin dedos o con dedos de más. Le pasó a Kim Kardashian en una fotografía publicada en Instagram en la que promocionaba un perfume junto junto a Kylie Jenner. Dos hermanas con un estilismo idéntico y melenas largas onduladas. Pero lo que le llamó la atención a sus fans fueron los seis dedos del pie izquierdo. “¿Estoy mal o Kim tiene seis dedos? Alguien que me explique, estoy tan confundido. ¡He contado muchas veces!”, comentaba un usuario.

Este no ha sido el único error de este tipo que han tenido las integrantes del clan Kardashian. Khloé también compartió una foto en Instagram en la que tiene seis dedos en una de sus manos. De la misma forma, son un clásico las fotografías en las que desaparecen piernas, brazos, pezones, ombligos o cualquier otra parte del cuerpo. O aparecen en lugares insospechados. Por ejemplo, la marca de cosmética japonesa Shiseido desconectó con Photoshop en un anuncio la pierna derecha de una modelo de su cuerpo.

Famosas contra la manipulación de fotos

En los últimos años prácticas en las que se empequeñecen caderas o muslos han resultado polémicas. Ha ocurrido tanto en el ámbito publicitario como en diferentes publicaciones de moda. Varias celebrities se han rebelado para intentar que se dejen de promover estándares corporales irreales.

La cantante Meghan Trainor borró voluntariamente de Youtube su videoclip Me Too tras comprobar que le habían editado la cintura. “Mi cintura no es la de una adolescente como se ve en el vídeo”, explicó en su cuenta de Snapchat. La actriz Kerry Washington anunció en una publicación en Instagram que no se reconocía en una portada de la revista Adweek: “No soy una extraña al Photoshop. Pasa mucho. En cierto sentido, nos hemos convertido en una sociedad de ajustes fotográficos, ¿a quién no le gusta un filtro? No siempre me obsesiono con ver las alteraciones, pero he tenido la oportunidad en el pasado de hablar de mis imágenes alteradas y creo que es un debate valioso”.

Antes de Photoshop Hace años ya se manipulaban las fotos. Y sin necesidad de un ordenador. De hecho, hay imágenes modificadas que han pasado a la historia. Por ejemplo, hace más de 80 años Mao Tse-tung borraba a quienes le molestaban en las fotos. Stalin también eliminaba a sus enemigos de las mismas. Es lo que ocurre por ejemplo en una fotografía en la que, como por arte de magia, desaparece el comisario para Asuntos Internos Nikolai Yezhov tras ser ejecutado en 1940. De la misma forma, Hitler borró en una de sus fotos a su aliado Joseph Goebbels y Mussolini a una mujer que le sujetaba el caballo mientras él lo montaba.

Pero cada vez los montajes son más realistas. Este tipo de programas permiten añadir filtros, cambiar el fondo de una fotografía o incluso poner, quitar o clonar a personas en una misma imagen. “Tenemos que entender que una foto hoy en día no es más que un conjunto de datos y en ningún momento es una evidencia de la realidad. Puede parecerlo o no. Pero puede estar modificada”, explica Berga.

Desde Photoshop, afirman reconocer las implicaciones éticas de su tecnología. De hecho, Adobe ha realizado diferentes investigaciones para intentar detectar imágenes manipuladas con Photoshop. En la era de las fake news, el objetivo de la compañía es potenciar el área de análisis forense de imágenes mediante técnicas de inteligencia artificial. Adobe trabaja con investigadores de la Universidad de California en Berkeley para detectar cambios en rostros realizadas con Photoshop. También ha buscado la forma de hallar otras manipulaciones. Por ejemplo, cuándo los objetos dentro de una fotografía se han eliminado o clonado o cuándo se combinan dos partes de imágenes diferentes.